lunes, 24 de agosto de 2015

Paris-Brest-Paris

Los que bien me conocen, saben que si había una entrada que tuviera ganas de escribir era, sin duda, ésta.
Tras más de una década de espera, que el año pasado comenzaran a hacerse los brevets clasificatorios en Cartagena era una señal, hubiésemos ido de cualquier forma, pero ésto nos facilitaba las cosas sobre manera. Han sido dos años provechosos en esto de los brevets, donde he podido conocer a mucha y buena gente, que ha sido lo mejor de éste camino que nos llevaba a París tras un largo viaje en furgoneta, con Natalia y Fabio en la logística y Gregorio, Manolo y yo vestidos de romano para jalarnos el camino de ida y vuelta hasta la costa atlántica sobre la bici.

* En el Velódromo Nacional.

 Me costó cerrar la boca del asombro durante los dos días que estuvimos por los alrededores del velódromo antes de la salida. Todo lo que pueda comentar sobre el ambiente que rodea a la prueba, estoy seguro que no reflejará, ni de lejos, lo que se puede vivir allí. Tanto la organización, como la impresionante multiculturalidad que se da cita allí (no recuerdo la cifra pero más de cincuenta naciones estaban representadas), como la diversidad de artefactos que usa la gente para hacer la prueba (fixies, bicis clásicas, plegables, 16", 20", reclinadas, bicis con carenados, btt`s, tandems, triples e incluso unas elípticas con ruedas...), pero sobre todo el respeto y cordialidad entre lo participantes.


 * Algunos ejemplos de los trastos que se pueden ver allí

El caso es que cuando fuimos a echar mano estábamos vestidos de ciclista haciendo cola con Fulgen para entrar en nuestro cajón, que tomaría la salida a las 19:15 del domingo. Tras un ratito de espera nos pasan a la línea de partida, en la puerta del Velódromo Nacional para, a la hora estipulada, darnos la salida. Por delante 1230 kilómetros y 90 horas para hacerlos.


 * Con Fabio y Natalia, que también se comieron sus 1200 kms respectivos, aunque fuese en coche.

 * Con Alfredo, Antonio y compañía.

La estrategia para afrontarlos era clara, ir Gregorio y yo juntos todo el rato, con dos paradas. La primera en Brest, en la mitad del recorrido, donde dormiríamos cinco horas y la segunda en Fougeres, donde descansaríamos algo menos. Eso, claro, sobre el papel, que aguanta todos los planes que sobre él se tracen.

 * 613 kms en 25 horas (24,5 kms/h) + 4.500 mt

Los primeros kilómetros fueron bastante incómodos, mucho cruce, rotonda, se iba rápido, alguna caída... Fulgen se va rápido él solo a cerrar un hueco con el grupo que llevábamos delante y yo le digo a Gregorio que no me muevo del que estábamos.
Salimos de la zona metropolitana de la capital francesa y comienzan a sucederse los repechos, que sería la constante de la prueba. Ni un palmo llano y ninguna subida larga, exceptuando el puerto que hay al salir de Brest. Nos pillan los de la PC Massamagrell y cogemos su grupo. Van muy rápidos y pronto la velocidad media sube hasta llegar a los 31 kms/h en las dos primeras horas.


 * Con Fulgen en la cámara de llamadas.

Al poco veo que ese  tampoco es mi ritmo, me obligan a ir un punto por encima de lo que debería en las subidas y estas cosas se acaban pagando, pero antes de que nos descolgáramos, ellos se paran a cambiarle el agua al canario y seguimos nosotros haciendo camino.
Yo ya veía que no iba muy fino, me notaba vacío de fuerzas y comienzo a comer, pero la cosa no mejora.

* A punto de comenzar...
 
Cae la noche. Noche totalmente cerrada. Y me voy apagando, muuuuucho sueño, que intento mitigar manteniéndome activo. Hablando, poniéndome de pie sobre la bici, comiendo y bebiendo.
Llegamos a Mortagne au Perche, donde sólo había comida y cama y no control. Me viene bien dejar de pedalear y desentumecer las piernas. Allí veo a Alfredo e intercambiamos unas palabras con rapidez.  Compramos un poco de agua y continuamos...
El tramo hasta Villaines la Juhel se me hace largo. El horizonte es únicamente una línea de puntos rojos que se prolongan hasta donde alcanza la vista. Llegamos al control y sellamos. Le digo a Gregorio que necesito comer algo sólido, pero no encuentro el restaurante y cargo con unos dulces. También me abrigo, probablemente estemos por debajo de diez grados y prefiero proteger las rodillas con las perneras. Antes de salir oigo mi nombre. Es Marc. Nos saludamos y le pregunto si se viene, pero él acaba de llegar, así que le deseo suerte y seguimos.



El resto de la noche fue una lucha continua con el sueño, iba dando cabezadas y de vez en cuando me quedaba en un estado de sopor que me hacía confundir los reflejos de los chalecos reflectantes de la gente del grupo con luces de coches que venían de frente.
Algo antes de Fougeres amanece, me espabilo y la cosa se anima mientras vamos con un grupete bueno, encabezado por un padre y un hijo que la estaban haciendo juntos. En el control desayunamos un arroz blanco y un plato de pasta con salmón que termina de sacarme de la medio pájara que llevaba arrastrando toda la noche. De hecho ya me había terminado toda la comida que llevaba y que, en teoría, debía aguantarme hasta Loudeac.

 * En Villaines. Mucha gente durmiendo. Y éstos al menos estaban en el control, ya que muchos más no tenían más remedio que parar en una cuneta, donde el sueño les atacaba.

De Fougeres a Tinteniac tenemos la distancia más corta entre controles. El terreno se vuelve algo más sinuoso pero vamos haciendo camino con un grupo bastante hetereogéneo: franceses, españoles, un noruego que se pegaba unos relevos-ataques infernales, italianos... Hacemos camino rápido y en Tinteniac sellamos y nos comemos un bocadillo, para continuar hasta Loudeac, donde nos esperan Fabio y Natalia. Comemos con ellos y seguimos. Ya hay muuuucha fatiga. Pero sólo un control más y estamos en Brest.
Entrada la tarde y en esta zona de la Bretaña, llena de casas de campo y aldeas pequeñas es donde, por primera vez, percibo el gran respeto que tiene la gente de la región por los participantes de la prueba. Cada pocos kilómetros podías ver como sacaban mesas y ponían un pequeño puestecillo con café, agua, dulces... por unos pocos euros, la voluntad, o en la mayoría de las ocasiones, totalmente gratis. Pero bueno, no sólo en ésto se percibe ese respeto y admiración, desde el km 1 al 1230 todo el mundo aplaude, anima, cede el paso...

* En Brest. Muuuy petado.

Hasta Carhaix el paso se hace más cansino, el terreno se endurece notoriamente. Pasamos un control sorpresa, y seguimos haciendo camino con un grupo de vascos. Aquí paso un rato malo y Gregorio se me va yendo en cada repecho, voy de nuevo con mucho sueño y, de todas formas, prefiero ir muy conservador. Llegamos a Carhaix al atardecer, donde hacemos la última parada antes de partir hacia Brest. Este tramo lo hacemos a buen ritmo, espoleados por tener ya cerca el descanso. Nos juntamos con unos chavales de Mallorca y comenzamos la ascensión al puerto que hay que coronar antes de la última bajada. Es una subida larga y tendida que se acaba haciendo pesada. Una vez que se corona hay un primer descenso tras el que se entra en una zona de repechos. Ahí me pongo a tirar fuerte, para intentar espabilarme ya que había estado a punto de comerme una rotonda por el sueño. El ritmo se incrementa y por momentos vamos realmente rápido. Pasamos, por fin, el puente que da acceso a Brest, y entramos hasta la Place d´Strasbourg por una última subida duríiisima. Llegamos al centro de la ciudad y tras más de 42 horas despierto y 25 de pedaleo, podemos dormir un rato.


 * 309 kms en 12h36 (24.5 kms/h) +2.400 mt

A las 4 suena el despertador y continuamos. Lo primero sellar en Brest, vemos que el control está abarrotado de gente que intenta dormir en él. Hay gente durmiendo hasta en el suelo de la entrada.
Salimos de la ciudad y hemos de subir el puerto que bajamos hace unas horas. Nos juntamos con un grupillo que va subiendo con alegría, a un ritmo que me gusta bastante, y que nos sirve para volver a poner la maquinaria en funcionamiento, cosa que, a veces, puede llevar más de una hora cuando hay mucha fatiga. Veo que la cosa ha cambiado y llevo mejores piernas que el día anterior. Coronamos con un italiano que va pestoseando un poco y provoca un corte en un grupo en el que íbamos. Que esa es una de las cosas que menos he entendido de esta prueba.... vas en un grupo, intentas colaborar con un relevo impecable, sin tirones, pasando despacio, etc... y no te cogen rueda, incluso levantan el pie para que te vayas solo.



Gregorio se va con el italiano y llega unos segundos antes que yo a Carhaix. Estamos ya en fase de descuento y vamos animados. Ahora queda el tramo hasta Loudeac, que le tenía respeto ya que a la ida se hizo durísimo, pero confiaba en que, al no coincidir al 100% las carreteras, la vuelta se suavizara algo, cosa que así fue. Además tuvimos la suerte de que nos cogiesen tres italianos que habían salido en la tanda Z (la última) e iban sobre unas 50-55 horas. Hicimos un grupo muy muy bueno donde estuvimos colaborando todos hasta que unos kilómetros antes del control alcanzamos a otros tantos italianos y ya se liaron entre ellos a cambios de ritmo y a forzar en repechos hasta hacer el grupo trizas. Yo me ví bien y me fuí delante. Sellamos el Loudeac y continuamos... terreno ondulado pero rápido, favorecidos por un viento de costado-favorable (nos había dado de costado-de cara al ir) llegamos a Tinteniac y hacemos el último tramo del día hasta Fougeres, a donde llegamos de día metido en una grupeta con tres Suecos un poco raros que lo mismo se pasaban relevos perfectos, que se te ponían a rueda sin pasar un buen rato, que pegaban un acelerón.

 * Control de Loudeac

Nos volvemos a encontrar con Fabio y Natalia y dormimos a la salida de Fougeres. El plan, a priori, era dormir dos o tres horas, pero Gregorio prefiere descansar algo más y repetimos la jugada del día anterior. Cinco horitas y seguimos.

* 309 kms en 12h13 (25.3 kms/h) +2.350 mt

Suena el despertador a las cuatro y poco después nos ponemos sobre la bici. Hoy cuesta más arrancar y el rato que hacemos de noche psicológicamente hace que no te enteres mucho de los kilómetros que haces, así que cuando despunta el alba ya queda poco hasta Villaines la Juhel. Conforme pasan los días se va notando el clareo y, aunque sigue siendo difícil ir solo, ya no hay tanta gente en la carretera. En Villaines desayunamos y seguimos, con tan buena suerte que a los pocos kilómetros nos engancha un francés que ha salido también en la tanda Z y con el que entramos a colaborar, pillamos a un inglés, un japonés y un italiano. Estos dos últimos se nos quedan a rueda, mientras nosotros cuatro entramos fuerte al relevo. Pasado un rato, en un repecho nos arrancan por el córner y el francés dice de ir a por ellos, tardamos unos buenos kilómetros en pillarlos, ya que habían abierto mucho hueco y al llegar les lee la cartilla y nos quedamos a su rueda hasta Mortagne au Perche. Nos ponemos de acuerdo para salir los cuatro a la vez e intentar llegar a Paris juntos. Sellamos y comemos. Esto empieza a estar hecho.



Seguimos hacia Dreux, último control en ruta. Seguimos a tope, la media en movimiento de los últimos 250 kilómetros estaría por encima de los 30 kms/h con holgura. Vamos tensando y el grupo se parte en algún repecho, lo que nos hace levantar un poco el pie en las subidas. Calma que desaparece pronto, en cuanto hay unos cientos de metros de terreno llano.
En Dreux la parada es rápida. Apenas un café para ellos, tiempo que yo aprovecho para sentarme un rato y hablar con Natalia y Fabio. A la salida del pueblo hay un buen trecho de subidas que se atraviesan al ir en frío.
La velocidad no baja y conforme nos acercamos a Paris el grupo va aumentando de tamaño. Enganchamos a los de Mallorca, con los que llegamos a Brest, y con tanta gente decido que ya está bien de trabajar por hoy y me pongo en la retaguardia para disfrutar de los últimos kilómetros con tranquilidad, cosa que también hacen mis otros compañeros de grupo, y así entramos en Paris tras 71h30´ transcurridos desde que salimos y casi 50h de pedaleo.


 * Los cuatro mosqueteros que formamos el grupo para acabar la PBP

Mucha alegría al llegar, por suerte las sensaciones han ido de menos a más y he podido disfrutar todo lo que me tocó sufrir el primer día.
Y qué decir de la prueba. Increíble, impresionante. El mayor evento deportivo en el que he tomado parte. Es un sitio al que cualquiera que se considere ciclista debería peregrinar en algún momento de su carrera deportiva.
Yo, por mi parte, espero volver. Lástima que haya que esperar cuatro años.

Por último agradecer a todos los que os acordásteis de nosotros durante la prueba con la gran cantidad de mensajes de ánimo por whatsapp, facebook...
A los que me han acompañado durante las salidas de este año evitando, prácticamente, que tenga que salir solo.
Y, por supuesto, a Fabio y Natalia por llevarnos, traernos y hacerlo todo más fácil, teniendo que ocuparnos únicamente de dar pedales.


5 comentarios:

Fabio dijo...

mis dies a su gesta

Chorques dijo...

Al margen de lo bien escrita que está la crónica, cosa que aprecio mucho, me maravillo al leer las cifras sobre kms, horas, días, controles, sueños furtivos, relevos, compañeros, etc... maravillosa experiencia vital, que no envidio sino admiro.

Un fuerte aplauso desde la lejanía de mi hogar que sé que te sumará una felicitación más a las incontables que te han hecho y te harán.

Gracias, por contarnos tan bonita proeza.

Luis Chorques. "Sincrolador".

Anónimo dijo...

Bruuutal mijuangre!!!!

Anónimo dijo...

Impresionante, dientes largos al máximo, mis diez Sir, también para Natalia y Fabio que a su manera también se la pincharon y no sería poca cosa tampoco para ell@s
Peri

Anónimo dijo...

Enhorabuena campeón. Me alegro mucho por la gesta que has conseguido. Una vez más demuestras que lo que te propones, lo terminas consiguiendo.Enhorabuena también al equipo que has reunido para que te acompañe. Saludos!! (Franes, xd)