domingo, 12 de abril de 2015

VI Flecha Ibérica


2:30 am. Suena el despertador. Curiosamente no me cuesta demasiado levantarme, ya que en las escasas tres horas de sueño que he tenido no he podido dormir profundamente. Tras comer algo con desgana, recojo los bártulos y bajo al coche. Me cruzo con un vecino que viene de fiesta, y no cruzamos un "buenos días" por mi parte, que es contestado por un "buenas noches" por la suya. Ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador, que dice la letra de Sabina.
Tras recoger a Gregorio y juntarnos con Juanpe y Fulgen, nos encaminamos a la Catedral, punto de partida de ésta Flecha Ibérica. De camino todas las miradas se clavan en nosotros ya que somos los que estamos fuera de contexto a esas horas...

Tras las fotos que atestigüen el comienzo de nuestro peregrinar, comenzamos a dar pedales.

*Salida en la Catedral. Foto: Fulgen.

Mi planning era guardar al máximo hasta pasar el primer tramo de mayor desnivel (unos 200 km) y a partir de ahí ir viendo según sensaciones, pero con mucho respeto a la distancia. Lejos queda ya aquella Murcia-Madrid, tanto temporal como físicamente. Ahora me veo mucho más capacitado para estos esfuerzos, pero prefiero ser precavido siempre que subo un escalón más y me adentro en distancias desconocidas para mis piernas.
Tras poco más de una hora de ruta, paso por la puerta de casa y me invade una sensación rara. Pedalear a esas horas por "mis" carreteras... Seguimos ascendiendo el Valle de Ricote: Ojós, Blanca, Abarán, Cieza... con tráfico prácticamente nulo. Fulgen me dice que voy muy callado y la verdad es que me encuentro algo apático. Ya despertaré con los kilómetros.

* Amanece en Calasparra


Tras pasar Calasparra despunta el alba. Aprovecho para comer un plátano y nos desviamos dirección Socovos por una feísima carretera llena de rectas con campos magnéticos.
En Férez me animo algo más, el paisaje se vuelve más montañoso y me veo con mejores piernas que al comienzo, aunque la dureza del recorrido hace que nos cueste ir agrupados.



En la subida al Peralejo, Juanpe y Fulgen se van por delante y yo espero a Gregorio, que no tiene las mejores sensaciones en los primeros compases de la prueba. Si fuera otro me preocuparía con todo lo que queda por delante, pero apostar por él en estas distancias es ir sobre seguro. Nos dejamos caer por el Peralejo hasta Riopar, donde nos esperan Nacho (enorme por enésima vez) y Mónica, que hoy nos asistirán durante todo el día.

*Comida en Riopar. Foto: Nacho.

Comida rápida, y copiosa, ya que con el escaso desayuno he ido rozando la pájara durante los últimos 70-80 kms, pero nada que no solucione el conocerse bien y racionar la comida.
Continuamos con la subida a Las Crucetas. Me acuerdo de aquel impresionante finde con Fabio subiendo todo lo subible por Albacete hace ya 7 años, del cual databa mi única subida a este puerto.

*Mitico puerto de Las Crucetas

Coronamos y salimos a la carretera que va de Albacete a Jaén. Cerca de Alcaraz,  Gregorio pasa sus peores momentos y le cuesta ir a rueda en el llano, pese a no ir rápidos. Fulgen decide parar en El Robledo para que se tome un café, cosa que le viene como anillo al dedo, ya que fue pasar de OFF a ON, además justo en el momento que el terreno deja de ser quebrado para entrar en La Mancha y tener kilómetros, kilómetros y kilómetros de llano.

*El Robledo, donde Gregorio resucitó. Foto: Juanpe.


Empezamos a entrar bien al relevo y la velocidad no baja nunca de 30 kms/h. El Ballestero, El Bonillo, Ossa de Montiel... pasan rapidísimo y vamos remontando minutos al horario previsto de manera escandalosa. Descendemos a Las Lagunas de Ruidera y debido a un malentendido con Nacho, comemos en el mismo pueblo de Ruidera ya con adelanto sobre el horario previsto. La cosa pinta bien, intacto de fuerzas y con más de la mitad de la ruta hecha, aunque no hay que confiarse, por eso como mucho, me entra bien la comida, cosa que también es muy importante. El estómago es tan importante como las piernas.

* Lagunas de Ruidera

Subimos un buen repecho a la salida de Ruidera. Aprovecho para parar a cambiarle el agua al canario y conecto sin problemas con el grupo. Tras unos kilómetros quebrados, la cosa se va allanando y la velocidad, subiendo; el viento entra molesto por la derecha y cuando veo carteles que anuncian la proximidad de Argamasilla de Alba me froto las manos. Recuerdo que desde esa localidad hasta Almagro vamos en dirección sur-suroeste y nos va a entrar de costado favorable. Efectivamente. Además vamos por la antigua nacional que sirve de vía de servicio a la autovia Extremadura-Valencia y rodamos a mil por hora en torno a los 35 kms/h de media durante más de 100 kms.
Acumulábamos casi 2 horas de adelanto sobre el horario previsto y el sol comienza a caer.



Durante la travesía de Manzanares levantamos un poco el pie para hablar sobre la estrategia a seguir y decidimos postergar la parada prevista en Almagro hasta la caída de sol y avanzar lo máximo posible, aunque conforme nos acercábamos a la ciudad que es la capital del teatro clásico en el verano español, nos costaba más mantener la unidad en el grupo. Fulgen no iba cómodo por unos dolores en el pie que se le fueron con la bajada del sol (y su lógica bajada de temperatura). Finalmente decidimos parar en Fernancaballero, a los pies de los Montes de Toledo. Donde nos esperaban, una vez más, Nacho y Mónica para avituallarnos. Aquí ya me tuve que meter la comida a empujones. Llega la hora de la Cocacola. para espabilarme un poco.

*Juanpe entrando en la última parada en boxes. Foto: Nacho.

"Lo tenéis hecho" es la consigna más repetida en los whatsapp que me llegan durante la parada. Pienso que se ve muy fácil desde el sofá, pero queda un mundo. Había llegado entero, muy bien, de fuerzas pero la parada no me ha sentado ido como debiera. Salgo renqueante y continuamos ya de noche por la carretera nacional que nos llevará a Los Yébenes. Este tramo fue el peor, y no por cansancio, sino por miedo. Mucho tráfico y de noche. Así que decido evitar la nacional, Gregorio tampoco lo ve claro y se une a mí. Juanpe y Fulgen siguen y nos juntamos pasado Los Yébenes, un poco antes de Manzaneque para terminar el recorrido juntos. Empezamos a visualizar la meta y se acelera el ritmo. Pasamos Mora y por una carretera buenísima y sinuosa vamos realmente rápido apurando las fuerzas que nos quedaban, incluso dando pequeños ataques y cambios de ritmo... jugueteando un poco.

*La Mancha de noche. La más absoluta nada.

Por fin, y tras casi veinte horas de pedaleo, llegamos a nuestro destino. Yo me encuentro mas sorprendido que contento. Esperaba que costase mucho más, pero es un buen espaldarazo a mi confianza para todo lo que viene por delante.
¡París está un poco más cerca!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por esa buena brevet feo, la MuMa siempre será mítica pero va perdiendo caché xD
Peri

Juanre dijo...

Cierto, pero no deja de ser buena señal que pierda caché, no? Los primeros pasos siempre se mitifican y a fe que lo que padecí ese día para mi se queda jejejej

Anónimo dijo...

Totalmente, es buena señal. Yo el año pasado hice entrenos superiores a la MuMa (500 km) para lo del Camino xDDDDDD
Aún así su misticismo siempre estará ahí, Fabio nunca volvió a ser el mismo xD

Juanre dijo...

Ese día marcó un antes y un después para él jejeje