* 302.3 kms en 12h10 (24.9 kms/h) + 2.550 mts
Nos dábamos cita en Bullas a las 7 de la mañana un buen equipo: Gregorio, Leandro, Jose, Joaquín y yo.
Comenzábamos dejándonos caer por la vía verde con bastante frío, cerca de 0 grados, y aún de noche, por lo que teníamos que ir con cuidado en algunas zonas de mal asfalto. Llegábamos al Niño de Mula, donde nos espera Domi, a quien el despertador le ha jugado una mala pasada y se engancha unos kilómetros más tarde (kilómetros que tendría que hacer al final él solo).
En este arranque voy algo incómodo por la bolsa de manillar, se nota el peso haciendo a la bici algo más lenta de reacciones.
Pronto llegamos a Pliego y encaramos el Alto de Espuña con bastante tranquilidad, sacudiéndonos el frío de los primeros compases de la etapa mientras el día acaba de despuntar. Un poco después coronamos Gebas, que por esta cara no es más que un par de repechos y nos dejamos caer hasta Alhama para recorrer el campo de Cartagena paralelamente a la autovía Alhama-Cartagena, aprovechamos para quitarnos un poco de abrigo y comer algo, no hay que descuidarse en ese aspecto, ya que el día será largo. El trazado es ligeramente descendente y como no hay viento vamos rodando rápido hasta enganchar a una grupeta de guiris a la que pronto tenemos que dejar ir, forzados por una parada técnica para que Leandro ajuste el cambio de Jose.
Pasamos por La Aljorra y cerca de Miranda vemos un accidente en el carril contrario: dos ciclistas tienen una caída y se quedan en la mitad de la calzada, con la suerte que el coche que iba tras ellos tuvo tiempo de frenar.
Al girar a la izquierda para ir hacia Roche el terreno se vuelve más sinuoso. Nos vamos acercando al kilómetro 100 y cerca del paso por La Unión, unos chavales nos tiran un pedrusco desde un montículo (si... this is Spain), por suerte no llevaba nuestro nombre escrito y da en el quitamiedos, pero si nos llega a alcanzar nos apaña.
Tras terminar con el anecdotario del día y el paso por el Mar Menor, giramos al interior. Si la primera parte de la ruta fue favorable, ahora toca deshacer el camino hecho y poco a poco vamos ganando altura. Hasta el momento todo había marchado bien, pero yo empiezo a notarme extrañamente cansado, pese a los pocos kilómetros que aún llevamos encima. Jose también nos deja claro que él cierra el día al paso por Archena, con más de 200 km encima, lo cual no está nada mal.
Recargamos agua en la venta del Garruchal y bajamos a Murcia, atravesando la ciudad, donde no no pudo pillar ni un sólo semáforo más en rojo. Imposible. Nonduermas, Puebla de Soto, Alcantarilla, Jabalí y Las Torres, donde decidimos parar en un bar para dar buena cuenta de un bocata, con más de la mitad de la ruta hecha.
Poco después de reanudar la marcha llegamos a Archena, donde nos despedimos de Jose, que pese a no poder acabar el recorrido completo, termina con casi 210 kms encima. Muy buen día de todos modos.
A partir de aquí comenzamos la parte más dura de la ruta, remontando el curso del Río Segura por el Valle de Ricote y más tarde cerca del Cañón de Almádenes hasta llegar a Calasparra.
Pasado Villanueva, Domingo y Leandro se adelantan unos cientos de metros. Van fuertes. Por detrás nos quedamos los demás guardando la retaguardia a un ritmo más constante. Con el paso de los kilómetros voy encontrándome mejor físicamente y me voy acostumbrando a llevar el peso de la bolsa en el manillar.
Nos dejamos unas balas en el mítico repecho de Abarán y llegamos a Cieza, donde cogemos la carretera que va a la Venta Reales. Yo mantuve un ritmo constante, intentando tener el grupo unido, pero era difícil ya que se iban notando los kilómetros. Pese a todo, fuimos más o menos agrupados.
Llegamos a Calasparra y hacemos la última parada para recargar agua y ponernos los chalecos.
Cuatro o cinco kilómetros más tarde nos desviamos por la carretera de Canara, para ir un poco más resguardados del tráfico y ya nos vemos obligados a encender las luces, mientras nos vamos acercando a Cehegín. Subimos hasta Caravaca una vez llegados a la Cayetana, amparados por la Via Verde, y volvemos por el mismo sitio ya completamente de noche hasta llegar a Bullas.
Una gozada cerrar el recorrido circulando totalmente a oscuras, pudiendo ir con tranquilidad por la Vía Verde. Un gran día de ciclismo rodeado de buena gente, donde todos hemos caminado muy bien (está la gente muuu fuerteee) y otros 300 kms encima que vienen muy bien de cara a la Flecha Ibérica que va asomando por la esquina.
Comenzábamos dejándonos caer por la vía verde con bastante frío, cerca de 0 grados, y aún de noche, por lo que teníamos que ir con cuidado en algunas zonas de mal asfalto. Llegábamos al Niño de Mula, donde nos espera Domi, a quien el despertador le ha jugado una mala pasada y se engancha unos kilómetros más tarde (kilómetros que tendría que hacer al final él solo).
En este arranque voy algo incómodo por la bolsa de manillar, se nota el peso haciendo a la bici algo más lenta de reacciones.
* A rueda de Lajarín por el campo de Cartagena
Pronto llegamos a Pliego y encaramos el Alto de Espuña con bastante tranquilidad, sacudiéndonos el frío de los primeros compases de la etapa mientras el día acaba de despuntar. Un poco después coronamos Gebas, que por esta cara no es más que un par de repechos y nos dejamos caer hasta Alhama para recorrer el campo de Cartagena paralelamente a la autovía Alhama-Cartagena, aprovechamos para quitarnos un poco de abrigo y comer algo, no hay que descuidarse en ese aspecto, ya que el día será largo. El trazado es ligeramente descendente y como no hay viento vamos rodando rápido hasta enganchar a una grupeta de guiris a la que pronto tenemos que dejar ir, forzados por una parada técnica para que Leandro ajuste el cambio de Jose.
* Camino de La Aljorra
Pasamos por La Aljorra y cerca de Miranda vemos un accidente en el carril contrario: dos ciclistas tienen una caída y se quedan en la mitad de la calzada, con la suerte que el coche que iba tras ellos tuvo tiempo de frenar.
Al girar a la izquierda para ir hacia Roche el terreno se vuelve más sinuoso. Nos vamos acercando al kilómetro 100 y cerca del paso por La Unión, unos chavales nos tiran un pedrusco desde un montículo (si... this is Spain), por suerte no llevaba nuestro nombre escrito y da en el quitamiedos, pero si nos llega a alcanzar nos apaña.
Tras terminar con el anecdotario del día y el paso por el Mar Menor, giramos al interior. Si la primera parte de la ruta fue favorable, ahora toca deshacer el camino hecho y poco a poco vamos ganando altura. Hasta el momento todo había marchado bien, pero yo empiezo a notarme extrañamente cansado, pese a los pocos kilómetros que aún llevamos encima. Jose también nos deja claro que él cierra el día al paso por Archena, con más de 200 km encima, lo cual no está nada mal.
* Repostando
Recargamos agua en la venta del Garruchal y bajamos a Murcia, atravesando la ciudad, donde no no pudo pillar ni un sólo semáforo más en rojo. Imposible. Nonduermas, Puebla de Soto, Alcantarilla, Jabalí y Las Torres, donde decidimos parar en un bar para dar buena cuenta de un bocata, con más de la mitad de la ruta hecha.
* Cae la noche
Poco después de reanudar la marcha llegamos a Archena, donde nos despedimos de Jose, que pese a no poder acabar el recorrido completo, termina con casi 210 kms encima. Muy buen día de todos modos.
A partir de aquí comenzamos la parte más dura de la ruta, remontando el curso del Río Segura por el Valle de Ricote y más tarde cerca del Cañón de Almádenes hasta llegar a Calasparra.
Pasado Villanueva, Domingo y Leandro se adelantan unos cientos de metros. Van fuertes. Por detrás nos quedamos los demás guardando la retaguardia a un ritmo más constante. Con el paso de los kilómetros voy encontrándome mejor físicamente y me voy acostumbrando a llevar el peso de la bolsa en el manillar.
* Llegando a Cehegín
Nos dejamos unas balas en el mítico repecho de Abarán y llegamos a Cieza, donde cogemos la carretera que va a la Venta Reales. Yo mantuve un ritmo constante, intentando tener el grupo unido, pero era difícil ya que se iban notando los kilómetros. Pese a todo, fuimos más o menos agrupados.
Llegamos a Calasparra y hacemos la última parada para recargar agua y ponernos los chalecos.
Cuatro o cinco kilómetros más tarde nos desviamos por la carretera de Canara, para ir un poco más resguardados del tráfico y ya nos vemos obligados a encender las luces, mientras nos vamos acercando a Cehegín. Subimos hasta Caravaca una vez llegados a la Cayetana, amparados por la Via Verde, y volvemos por el mismo sitio ya completamente de noche hasta llegar a Bullas.
* Via Verde
Una gozada cerrar el recorrido circulando totalmente a oscuras, pudiendo ir con tranquilidad por la Vía Verde. Un gran día de ciclismo rodeado de buena gente, donde todos hemos caminado muy bien (está la gente muuu fuerteee) y otros 300 kms encima que vienen muy bien de cara a la Flecha Ibérica que va asomando por la esquina.
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