domingo, 1 de marzo de 2015

Brevet 200 Cartagena 2015

Que ganas había ya de comenzar la temporada de brevets que nos ha de llevar a la París Brest París.
Ha sido un buen invierno de entrenamiento, con mucha cabeza, sin abusar de tiradas largas, trabajando la calidad y haciendo mucho rodillo, que me hacen estar a principio de año con un buen punto pero con todo el fondo por trabajar, cosa que irá cayendo por su propio peso con el paso de las brevets.

* 194 kms en 7h49 (24,8 kms/h) +2.435 mt desnivel

No hay brevet sin madrugón y esta no iba a ser menos. Nos plantábamos en La Aljorra y tras los saludos pertinentes, recogida del carnet de ruta y preparar la bici nos poníamos en marcha los quince ciclistas que tomábamos la salida en esta primera prueba de la serie. Me sorprendió bastante que para ser año de PBP fuésemos menos que en 2014.


Con el kapo Lajarín en el Collado. Ojito con él este año.

Partimos, aún de noche, dirección Fuente Álamo a buen ritmo para, posteriormente, coger la vía de servicio de la autovía que nos dejaría, tras el paso por el polígono industrial, en Alhama, a los pies de Sierra Espuña, desde donde comenzaríamos la ascensión al Collado Bermejo, principal dificultad montañosa de la jornada. En este trayecto hasta comenzar el puerto fuimos tranquilos, agrupados y aprovechando para hablar con los amigos y las caras nuevas. También me comentan que uno de los participantes del brevet, un francés de 70 años, lleva ¡seis! París-Brest-París en las piernas, llegando en el grupo de cabeza en alguna ocasión, y con un mejor tiempo de 43 horas. IM-PRE-SI-O-NAN-TE.

Control 1. Collado Bermejo.

Comienza el puerto y no hay subida sin pique entre ciclistas. Se clarea el grupo desde el tercer kilómetro y nos quedamos cuatro en cabeza. El francés, Joaquin, otro chaval de rojo que estuvo también en el Sol a Sol y yo. Pronto el francés se queda y Joaquin cambia el ritmo, cosa que lo mandaría al palco 500 metros mas adelante. Seguimos el del CC La Purisima y yo subiendo a buen ritmo, y ya empiezo a ir incómodo en el último kilómetro de la marina, pero aguanto por si relaja tras el descansillo, cosa que no sucede y un poco antes del cruce de La Perdiz opto por levantar el pie, quitar un punto y coger mi ritmo, llegando al Collado poco después de él. Arriba estaba Nacho, quien nos sella los carnets y conforme van coronando se van dejando caer para reagruparnos en el bar donde teníamos el almuerzo. Yo aguanto un poco más en la cima y bajo con Gregorio, Ginés y los Pacos.



En el bar nos reagrupamos todos y tras un bocadillo del tamaño de un submarino seguimos nuestro peregrinar por los campos de Lorca, pasando primero por Aledo, Nonihay... hasta entrar a la Ciudad del Sol por la cementera. Es un tramo favorable y que hacemos rapidísimo a relevos cortos.
De nuevo pique en el castillo de Lorca, donde me equivoco y arranco más lejos de la cima de lo que pensaba, lo que me cuesta plantar un seto y acabar coronando con todo metido. 

Castillo de Lorca

Sellamos en el segundo control y atravesamos Lorca para encaminarnos al Alto de Purias, que no conocía y me ha sorprendido gratamente. Antes de comenzar el puerto la carretera va siempre picando hacia arriba al 1-2-3%, lo que hace que el grupo pierda un par de unidades antes de que las rampas se endurezcan. Me descuelgo del grupo para esperar a todos y subo tranquilo con Domi. Arriba están esperando, pero deciden arrancar antes de que llegue el compañero de Sax, que va algo más justo, Alfredo, yo y otro chaval esperamos para que no haga solo todo el tramo hasta el comienzo del Cedacero, que es favorable y lo cubrimos a buen ritmo, pese al incómodo viento de cara que tenemos hasta el inicio del puerto. Poco antes está Nacho (junto con Domi, Joaquín y Gregorio), quien nos rellena los bidones y ofrece algo de comida, pero yo aún llevo el bocata incrustado en la tráquea.

Sudando como pollos en el Cedacero

Subimos el Cedacero, que por esta cara debe ser uno de los puertos más feos del mundo. Hoy con el aire a favor pasamos bastante calor ascendiéndolo y tras otro reagrupamiento antes de Cartagena, nos dirigimos al ayuntamiento de la ciudad portuaria para sellar el último control en ruta de la jornada (el definitivo, lógicamente, está en meta). 

Ayuntamiento de Cartagena

Atravesamos la ciudad, donde no hay semáforo que no nos pille en rojo, y salimos por la carretera que va al lado del circuito de velocidad para hacer los últimos diez kilómetros del día con aire a favor hasta llegar, de nuevo, a La Aljorra.
Muy buen día de ciclismo con los amigos, en lo que es el primer escollo, y un mero trámite en nuestro camino a París, ya vendrán jornadas más complicadas...

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