domingo, 26 de marzo de 2017

Brevet 300 CC La Purísima

Tras el tremendo éxito del primer 200 celebrado por el CC La Purísima, mis augurios vaticinaban una treintena de valientes en la salida del 300, pero esas kilometradas siguen haciendo recular a muchos ciclistas, juntándonos finalmente un pelotón de 18 en la salida del mismo. Alegría por volver a coincidir con Alfredo, al que no veía desde nuestra aventura en tierras vascas del verano pasado.
La predicción meteorológica era jodida, viento del SO y posibilidad de lluvias por la costa, así que hubo que cargar con el chubasquero. Más vale un "por si acaso" que un "quién lo hubiera dicho".

* 305.2 kms en 11h13 (27,2 kms/h) @ 133/177 ppm



Eólicamente no fue tan fiero el león como lo pintaban y pudimos llegar hasta La Hoya bastante bien. Al principio iba incómodo a rueda, mientras Juanpe iba comandando el grupo, así que me puse a darle conversación a ver si calmaba al bicho jejejeje pero tras un rato dándome el aire me fui de nuevo a la oficina a verlas venir. Parada en la gasolinera a sellar y echar una meada, y pronto continuamos buscando la costa y convirtiendo, con el cambio de dirección, el viento frontal en favorable y lateral en algún tramo corto.
Lógicamente el ritmo se acelera, llegando a cortarse alguno. Tras un par de acelerones y parones para reagrupar, seguimos a un ritmo algo más constante.


 * El Alamillo, primer control. El cielo no mola.

Tras Fuente Álamo pronto llegamos al Alto de la Cuesta, que por esta vertiente tiene más de "cuesta" que de "alto". Aún así la cofradía de los picaceras aceleramos para quitarnos la carbonilla y tras un Juanpe inalcanzable, coronamos un cuarteto con Antonio Muñoz que ha metamorfoseado este año y anda muchísimo; Tomás, que es otro que no es cojo; y Jorge Cebrián, eterno. Bajada larga hasta la costa, con susto incluído merced a un alemán con una autocaravana y de nuevo vuelta a sellar en El Alamillo.
Mítico el encadenado La Cuesta-Cedacero de las interclubs que repetimos hoy. El Cedacero me gusta 0 o -1 y la motivación para volver al pique es nula, así que subo tranquilo con Gregorio y alguien más que no logro recordar mientras el cielo se va cerrando sospechosamente.

* El Alamillo.

Bajada, reagrupamiento y bocadillo al entrar a Cartagena excepto Domi y Carles que siguen sin parar. Al salir, comienzan a caer las primeras gotas y reemprendemos la marcha con un ojo en la carretera y otro en el cielo, acercándonos rápidamente a la subida a Portman, que hago al tran-tran en un grupo. Bajada peliaguda con el asfalto mojado y otro control en el pueblo. Sellamos en una especie de local social o vecinal que me retrotrajo a la España de los 50.
Tras Portman, Atamaría. Luego bajamos al Llano del Beal y unos kilómetros más tarde empieza el festival. Aquello, por momentos, no era llover. Era diluviar. Yo no veía un capullo y no me podía quitar las gafas de sol, ya que llevaba las lentillas puestas. Para colmo de males la carretera llevaba agua que arrastraba tierra de los bancales anexos y todo eso salpicaba de las ruedas a la cara, con el consiguiente escozor de ojos. Pasé un rato malo hasta que decidí guardar unos metros con el grupo y se me alivió el malestar.

* En Portman.

Bordeamos todo el Mar Menor hasta llegar al Pilar de la Horadada, donde paramos a comprar agua, pero al salir Alfredo tiene la rueda pinchada así que con toda la desidia del mundo toca reparar. Parte del grupo, que hasta el momento se había mantenido unido, sale antes ya que se está quedando helado.
Subimos para el Pinar de Campoverde a buen ritmo. Juanpe, Antonio y Tomás se van por delante y nosotros continuamos algo más tranquilos hasta San Miguel de Salinas, donde sellamos. Se me está encendiendo la luz de la reserva y empiezo a repelar los últimos restos de comida, tanta lluvia me ha dejado frito.
Me vienen recuerdos de la época de las carreras, con Andrés y Sergio al bordear el embalse de La Pedrera. Cuantos kilómetros hechos por aquí y ahora es una zona que no piso jamás pese a haber sido lugar frecuente de entrenamientos durante parte importante de mi vida.

 * Casi todos, reagrupando en el Cabezo de la Plata.

Como hasta el rabo todo es toro, los compañeros del CC La Purísima nos tenían preparada la subida al Cabezo de la Plata y vuelta por el Garruchal como colofón del brevet. Empiezo a subir medio empajarado y busco algún sitio donde comprar algo en el pueblo, pero veo que nadie para y me quedo solo, así que decido continuar a mi marcheta confiando en que me de para llegar a Murcia. Adelanto a Antonio, Alfredo y Gregorio durante la subida y coronando me pilla Juanpe, que viene con el resto del grupo que se había adelantado durante el pinchazo de Alfredo y han estado esperándonos en San Miguel, con tan mala suerte que hemos pasado el pueblo por otro sitio. En fin...reagrupamos y bajamos todos juntos de nuevo.

* Antonio y Tomás.

Subiendo el Garruchal veo que me quedo KO y mendigo algo de comida (gracias Antonio y Ginés) con la que puedo acabar sin problemas, ya que tras coronar este falso llano, nos dejamos caer hasta Murcia.
Buen día de ciclismo, buena gente y buen recorrido. Lástima del tiempo.

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