domingo, 24 de marzo de 2019

Brevet 400 GD Murcia Randonneurs

Si, he de admitirlo, tengo el blog con telarañas. No por falta de actividad deportiva (de hecho está siendo un buen año, un tanto diferente a los demás)  o ganas de escribir, sino por falta de tiempo. Tengo la crónica del 600 de Semana Santa del año pasado escrita y sin publicar. A ver si en unos días la subo.
Pero lo vivido ayer había que contarlo. Un 400 que nos puso a prueba tanto física como mentalmente.

* 404 kms en 14h53´(27,1 kms/h) | + 5.000 mt desnivel


Como siempre, salida a las 5 de la mañana desde The Bike. Los primeros compases de la prueba transcurren por la carretera de Barqueros y Fuente Librilla hasta coronar el Alto del Berro, donde tenemos el primer control hasta donde llegamos todos unidos y bastante despacio. Tras las meadas y fotos de rigor, comenzamos la bajada que comandamos Gregorio y yo.

* Foto de grupo en El Berro (foto: Juanpe)

Al llegar a Alhama hemos abierto un poco de hueco, así que decidimos ir haciendo camino hasta que nos dieran caza, cosa que acaba sucediendo en la circunvalación de Totana. Entre Alhama y Totana nos caen las primeras gotas del día, cosa sorprendente ya que no daban apenas agua durante el recorrido... y mucho menos en el valle del Guadalentín. Mal asunto.

* Con Fran en El Berro (foto: Fran)

Durante la subida a la Santa el grupo se rompe definitivamente y tras Aledo nos acabamos yendo ocho por delante: Juanpe, Joserra, Cristóbal, Salva, Pepe, Cristian, un chaval de Cuenca y el menda. Bajada rapidísima hasta Lorca, con unos relevos de Cristóbal que parecían ataques así que antes de darnos cuenta estábamos en la carretera de la Parroquia. A partir de aquí era todo prácticamente en subida hasta Almaciles.

* Los ocho rodando hacia La Parroquia.

Esta zona fue de mucho desgaste, plagada de repechos donde iban poniendo un puntito en cada uno de ellos, yo iba derrochando balas que me harían falta más adelante. Llegamos a La Parroquia y nos vemos obligados a parar por un pinchazo de Pepe. Aprovechamos para desayunar mientras lo arregla y así ahorrarnos la parada de Vélez Rubio. Estando allí parados, van adelantándonos el resto de nuestros compañeros, unos paran y otros continúan...

* Pepe vendimiando.

Salida algo desorganizada y cuando vamos a darnos cuenta estamos subiendo el puerto que va de Vélez Rubio a María, Cristóbal se había quedado antes del puerto y en la subida Pepe coge su ritmo. Desde que reemprendimos la marcha tras el desayuno, vamos acompañados de un leve chispeo y empezamos a olernos lo peor cuando subamos a la zona alta del recorrido, entre María y El Moral. Siempre por encima de los 1.000 metros de altitud.
La subida, para variar, con un punto de tensión, por lo que pronto soltamos a Juanpe, Cristian y el compañero de Cuenca y seguimos nosotros tres un poco por detrás, aunque no tardaríamos en dar caza al conquense. Al paso por el castillo de Vélez Blanco el puerto suaviza, pero no la temperatura que cae en picado, al mismo tiempo que comienza a llover.

* La Parroquia. (foto: Juanpe)

De María a la Puebla fue un festival. Frío y lluvia a capazos. Los termómetros siempre por debajo de 5 grados y durante mucho rato sobre los 2. Al menos el viento nos ayudaba a pasar rápido este trago, dándonos de costado-favorable. Juanpe y el que esto escribe, mentes preclaras del ciclismo y la meteorología, vamos sin chubasquero. Con un par.
Yo llevaba las manos totalmente inutilizadas y los pies que apenas sabía como pedaleaba, no sentía el pedal. Me acuerdo de Domi, que también tiene que estar pasándolo mal algo más atrás, y nuestra gesta en tierras Suizas en la Alpenbrevet.

* En Archivel, en un bar. (foto: Juanpe)

A duras penas llegamos a la Puebla, algo desperdigados, pero con una consigna clara: sellar y salir echando hostias ya que una parada larga nos podía mandar al palco.
Por desgracia la parada se alargó un pelín, pero es que no podíamos ni quitarnos los guantes. Gracias a Salva pude sacarme los míos, pero apenas pude comer una barrita ya que me era totalmente imposible abrirla. El frío se cobra una víctima con el compañero de Cuenca que abandona con una hipotermia que le inutilizó completamente. Una vez que los lugareños se hicieron cargo de él, continuamos. Por suerte teníamos que subir hasta Almaciles, lo que nos permitió entrar en calor... relativamente.

*Archivel (foto: Juanpe)

Llegamos a La Puebla con 3.000 metros de desnivel ganados, por lo que, lógicamente, la segunda parte del recorrido era mucho menos dura pero el aire que nos había favorecido ahora nos ralentizaría en el regreso a la capital. Vamos entrando al relevo para llegar pronto a Barranda y quitarnos lo antes posible la carretera que une Caravaca con la Puebla de Don Fadrique, plagada de camiones y, para mi gusto, algo peligrosa aunque si bien es cierto que ayer casi no había tráfico. Al principio vamos pasando más o menos todos, pero los últimos 20 o 25 kilómetros a partir de El Moral fueron una auténtica exhibición del bestiajo de Juanpe. Ni un relevo le pudimos dar, de hecho hubo un momento que nos abrió 50 metros y en qué nos vimos de cerrar ese hueco entre los cuatro. Yo aquí notaba que me iba apagando por la vía rápida, me fui a cola de grupo e intenté comer algo pero era incapaz tan siquiera de coger una barrita del maillot, no notaba qué estaba tocando. Así que en cuanto llegamos a Barranda y la carretera se puso al 0,1% de pendiente desconecté del grupo para intentar comer algo.
Una vez en Archivel, la idea de Juanpe era sellar y seguir pero pido una tregua para comer algo más sólido porque si sigo así huelo a muerto. No les debió causar gran pesar mi propuesta porque se pusieron finos. Tras un buen rato en el bar comiendo y reponiendo fuerzas, reemprendemos la marcha subiendo a Fuente Mellina, a un ritmo tranquilo (por una vez y sin que sirviese de precedente jeje), tras coronar enlazamos con la subida a los puertos del Campo de San Juan y Los Álamos para bajar rápidamente a Moratalla por el que, probablemente, sea mi descenso favorito en toda la Región de Murcia.

* Control de Calasparra. (foto: Juanpe)

De ahí a Calasparra hay que pasar por la carretera de Tazona, sorpresa con la que no contaba. Pero el ritmo es bueno y vamos colaborando todos hasta el siguiente control, aprovechando que la orografía era eminentemente favorable. La parada en Archivel marcó un antes y un después en mis patas, ya no volvieron a ser las mismas, echando la vista atrás probablemente fuese por deshidratación ya que con la lluvia descuidé mucho el beber agua.
La impresionante carretera del pantano de Alfonso XIII nos lleva hasta Cieza, ya los repechos se van agarrando  ("me empiezan a sobrar los repechos", me dijo Salva en esta zona jejeje) y es que llevamos una buena paliza ya hoy y aquí hay alguno más largo de lo recomendable.

* Fortuna, esto no es un bar sino una pizzeria. (foto: Juanpe)

En Cieza conectamos la iluminación y nos dirigimos por la nacional y su par de repechacos hasta la estación de Blanca para coger la carretera del Rellano y la Hurona. Este fue, para mi, el peor momento del día. Me llevaban totalmente engatillao, acababa justito cada subida y me empieza a rondar por la cabeza quedarme en el Fenazar,  intento apartar los malos pensamientos y dejar que pasen los kilómetros. Los momentos malos siempre acaban quedando atrás.
En Fortuna está el último control, pero elegimos un mal sitio para parar y acabamos cenando unas pizzas... no va a ser todo sufrir. Cristian había llegado con molestias en una pierna y al salir de allí apenas puede pedalear. "Te gustan mucho las cuestas" no paraba de decirle Juanpe jejejeje. El repecho del pantano, el de la autovía y 200 semáforos nos separaban de Murcia. Vamos echándole un cable a Cristian (el 90% Juanpe) para que pueda continuar, al principio pensaba que iba a ser más complicado pero por suerte antes de darnos cuenta estábamos en el Nelva tras un intenso día. Como llegaríamos que hasta nos equivocamos de puerta en el hotel jejejejeje.

* Lo que quedó de nosotros tras un día de penurias térmicas en el Hotel Nelva (foto: Juanpe)

En definitiva un gran día de ciclismo con una dureza extrema que se ha hecho más llevadero gracias a ir acompañado de ciclistas duros y competentes, amén de buenas gentes.
Acabar hoy tenía mucho mérito y así lo demuestran los abandonos que han habido, algunos de gente curtida en mil batallas como Gregorio. Así que mi enhorabuena a todos.

1 comentario:

Francisco José dijo...

Gran crónica de un día épico. Enhorabuena de nuevo Juan Gre.